Cuando los humanos nos enfrentamos a una amenaza, nuestros cuerpos responden a través de la respuesta de lucha o huida. El cuerpo se prepara para la acción —literalmente, ya sea listo para pelear o listo para correr a un lugar seguro—, llevando un flujo sanguíneo adicional a los músculos, elevando el ritmo cardíaco y la presión arterial y aumentando la tensión muscular para obtener velocidad y fuerza. Al igual que la respuesta del cuerpo al dolor, la respuesta de lucha o huida estaba pensada para los raros momentos de extrema necesidad para ayudarnos a sobrevivir al peligro. El cuerpo no estaba destinado a ser así todo el tiempo. Lo que es más importante, si bien estos cambios son útiles para nuestra supervivencia de una amenaza de vida o muerte, tienen consecuencias para nuestro bienestar físico y emocional si persisten durante un largo período. Esto incluye el empeoramiento del dolor, fatiga y estrés.
Una de las herramientas más eficaces para controlar el dolor, la fatiga y otros síntomas es aprender a detener o calmar la respuesta de lucha o huida. No es necesario que esta respuesta de tipo alarma responda a los síntomas continuos de la EM. Si podemos calmarnos, también podemos calmar nuestro sistema nervioso, reducir nuestro estrés y darnos la oportunidad de encontrar otras formas de lidiar con los síntomas mencionados.
Calmar nuestro sistema a través de estrategias de relajamiento. Un estado de relajación es lo opuesto a la "respuesta de lucha o huida" y cambia la forma en que lidiamos, emocional y físicamente, con el estrés. Relajarnos es una forma muy eficaz para controlar varios síntomas comunes de la EM, incluidos el dolor, la fatiga, el sueño, el estrés y la depresión.
“Trato de relajarme, pero no parece ayudar”.
¿Todavía te sientes tenso incluso después de intentar relajarte? Es posible que las actividades relajantes, como acostarte en el sofá o mirar televisión, no desencadenen la respuesta de relajación, éstas ocurren cuando le enseñas a tu cuerpo cómo relajarse completamente y cuando se lo ordenas mediante el uso de técnicas de relajación activa, como la respiración profunda. A medida que practiques estas técnicas, se volverán más naturales y te ayudarán a alcanzar un estado de relajación calmante. Usa la hoja de trabajo que encuentras a continuación para ayudarte en este proceso.
Puedes aprender y practicar cualquiera o todos estos ejercicios de relajación para que, al final del programa, hayas encontrado uno o dos que puedas usar regularmente para ayudar a controlar tus síntomas de EM.
Las recomendaciones de esta página son guías generales para los pacientes:
Dado a que la enfermedad y condición clínica de cada persona es diferente, las orientaciones deben ser validadas por el médico tratante para que estén adaptadas a cada paciente.